lunes, 23 de enero de 2012

DIVINA LOCURA

Zaragoza, Plaza de toros de la Misericordia día 7 de octubre de 2011, primera corrida de toros de la feria del Pilar 2011.
Toros de Ana Romero para los diestros Juan José Padilla, Miguel Abellán e Iván Fandiño.

Todos los años mi grupo de amigotes vamos juntos  a una corrida de la feria, es lo que llamamos un día de comida-toros-gintonics. Este año les animo a ir a esta corrida porque tiene varios alicientes que me hacen pensar  que puede ser una tarde interesante.

La plaza presenta una entrada muy pobre, mucho hormigón a la vista. Nos colocamos en los bancos de toriles. La verdad que la corrida no es para recordar ni mucho menos.

Sale el cuarto de la tarde para el jerezano Padilla, no acaba de hacer cosas buenas el toro. Llegan las banderillas, momento que a mis amigos, que no son muy taurinos les entusiasma. No es toro para banderillas pero Padilla se decide a banderillear.

Tercer par con el toro haciendo cosas muy feas, Padilla tira de raza y …

Puedo decir que es el momento mas duro que yo he vivido en una plaza de toros con diferencia.
Cerca de nosotros el toro apreta al maestro hacia los adentros, cae al albero en la cara del toro y le empitona por el rostro.  

A partir de ese momento cambia el día, todo se ve de otra manera.  La Misericordia enmudece, los aficionados nos miramos a la cara unos a otros con cara de dolor y miedo. Conversaciones sobre como ha sido, sobre como era la cornada… Las imágenes del callejón son duras. Lágrimas y un toro en el ruedo.
Abellán saca fuerzas y se cuadra para matar, en ese momento siento rabia e indignación por un grupo de aficionados de mi tierra que reprochan que no intente faena, no se si merecen ser llamados aficionados, ellos sabrán.

A partir de ahí todo cambia, pero no solo en esa tarde…
Uno de mis amigos decide irse a casa porque se encuentra mal, el resto comentamos la dureza del toro y lo que le rodea. Uno de ellos me dice “hay que estar loco para jugarse la vida ante estos morlacos”. 

Así es, divina locura, la que nos encoge el alma en momentos y hace sentir adoración por esos héroes que manejan la voluntad de un animal salvaje.

Esa divina locura, es la que hace que el maestro Padilla resurja cual ave fénix, con su parche, claro que si. No solo para dar la cara otra vez, sino para hacernos soñar a los aficionados.

No creo que haya nada ni nadie parecido a los profesionales del toro. Solo el que ha sentido y dominado  alguna vez el toro podrá explicarnos esa DIVINA LOCURA.


#Fuerzapadilla #Heroepadilla

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